En esos últimos días Beethoven tuvo una pulmonía que el Dr. Andreas Wawruch comenzó a tratar con sales expectorantes que contenían plomo (algo usual en la época) pero como efecto secundario Beethoven sufrió una hidropesía del vientre y Wawruch le tuvo que hacer cuatro punciones para que pudiera liberarse del líquido retenido. Luego el médico cerró las punciones usando jabón de plomo ya que este desinfecta e impide que las bacterias se aniden en la herida. La mezcla fatal fue que Beethoven padecía de cirrosis hepática algo que Wawruch desconocía y que se supo luego de la autopsia del maestro. Sobre este punto cabe decir que Beethoven no era alcohólico como se lo pretende tildar muchas veces, sí bebía con frecuencia y le gustaba el buen vino como era costumbre en la época. Lo más probable es que el problema fuera que su hígado quedó debilitado por una hepatitis A, teoría apoyada por el aspecto macronodular del hígado visto en la autopsia y el antecedente de un episodio de ictericia previo a la aparición de las manifestaciones de la cirrosis propiamente tal. Cabe recordar que la vida de Beethoven es una de las más documentadas tanto por las cartas como por los cuadernos de conversación del maestro. En un próximo Post veremos cómo llegó el mechón de pelo de Beethoven hasta nuestros días.
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AutorManuel Inzunza es profesor de piano y guitarra dedicado a la enseñanza particular y miembro de la Asociación latinoamericana de profesores de piano (Alapp Chile). Archivos
August 2015
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